jueves, 4 de noviembre de 2010

Mito de Perséfone

Era la reina del inframundo por ser esposa de Hades.
Perséfone se veía obligada a pasar medio año en el inframundo, pasado el medio año subía a la superfície para poder estar con su madre.






Cuando llegue el día

en que debas partir

A la morada del Invisible

No habrá vuelta atrás

La Parca Inexorable así lo habrá decidido

Dos parcas hilaron tu vida

Tu destino, tu suerte

La tercera cortará el hilo

con las tijeras de la muerte

Cuando llegue el día

En que Tánatos te lleve

a la morada del Señor de los Muertos

y de su esposa la veneranda Perséfone

No habrá vuelta atrás

El mil veces odiado

El invisible, Hades

El muy rico, poderoso

Muy justo, despiadado

Al que sólo la dulce música de Orfeo

pudo conmover

El que convirtió a su amante Leuce

en un álamo blanco

A donde habita llegarás

Cuando llegue el día.

Si temes pronunciar el nombre de Perséfone

Llamadla, entonces “La Doncella”

que eso era cuando recogía flores

junto a las ninfas

Y fue raptada para ser la Reina del Inframundo

gobernante de los fantasmas

Y la que lleva a cabo las maldiciones

de los hombres.

La doncella que Hades retuvo

en el Orco, dándole de comer

seis semillas de granada, el alimento de los muertos.

Nadie sabe realmente

en donde esta el inframundo

Quizás en un bosque de blancos chopos

a orillas del río Océano,

en una vasta caverna

o en una selva negra

Sea donde sea algún día

habitarás en el

La moneda debajo de la lengua

Tu cuerpo yace inerte

Mientras que tu alma

cruza el Aqueronte, el río de la pena

en la barca de Caronte, el siniestro barquero.

Paga con la moneda que tienes

debajo de la lengua

Esa es la condición para cruzar el río

Y si no pudieres, esperad a que Caronte os compadezca

y os lleve gratuitamente

Al otro lado

Cinco ríos verás en el Erebo

Aqueronte, el de la pena

Cocito, el de los lamentos

alimentado por las lágrimas de los pecadores

Flegetonte, el flamígero

compuesto de sangre hirviente

y que contiene las almas de los culpables

de la violencia a sus semejantes

Lete, el del olvido

de donde las almas beben

para borrar sus recuerdos

Y Estigia, el del odio

donde Tetis sumergió a su hijo Aquiles

y le dotó de invulnerabilidad

a excepción del talón.

Pero ya la barca toca la otra orilla del río

La entrada custodia Cerbero

El gran perro de tres cabezas y cola de serpiente

Que a todos deja entrar

y a nadie deja salir

Pero que muy a pesar suyo

fue derrotado por Heracles

al culminar su último trabajo

Entra y verás el Campo de los Asfódelos

donde vagan las almas de los hombres comunes

en una existencia que no tiene sentido

Serás juzgado y según el veredicto

puede ser que regreses a los Campos Asfódelos

o conozcas la gloria y felicidad,

de los Campos Elíseos,

allí, si algún día quisieras, podrías reencarnarte

podrías hacerlo, pero es algo díficil

(¡Son tantas las delicias de los Elíseos

que seguramente no querrás regresar!)

o puede que sepas el justo castigo

a tus malas acciones en el Tártaro

custodiado por los hecatónquiros;

los gigantes de cien brazos

y cincuenta cabezas

en el Tártaro esta también una hidra negra

guardando la entrada de altas puertas

con columnas de diamante

dentro esta el castillo, de anchas murallas

y Tisífone, la Furia de la venganza

hace guardia insomne azotando su látigo

desde lo alto de un torreón de hierro

Allí fueron arrojados los cíclopes

derrotados por los dioses olímpicos

Allí Sísifo sigue subiendo la gran roca

para verla caer de nuevo

y Tántalo padece gran sed

pues no puede tomar del agua

aunque le llega al cuello

ni comer de las uvas porque se van de su alcance

y todo como castigo

al haber compartido con los hombres

los secretos de los dioses.

Entra y sabrás tu destino en el Erebo

Ni Ulises, ni Eneas

ni Heracles

estuvieron satisfechos con lo que vieron

Incluso Aquiles sólo supo responder a Ulises:

“No me habléis con dulzura de la muerte

preferiría servir como mercenario

a cualquier otro

que ser el Señor de los Muertos”

Pero no hay vuelta atrás

cuando ya has entrado en el Erebo

Recuerda que te está prohibido

ver al rey y a la reina del Inframundo

sino a tu vez

te volverás invisible

No provoquéis la cólera de Hades

intentando escapar del reino de los muertos

Ya os lo he dicho

La muerte es inevitable y una vez que allí estés

ya no habrá vuelta atrás.

Ya se puede ver el palacio de Hades y Perséfone

En el antepatio el trivium consagrado a Hécate

se dispone a juzgarte

Minos, Eaco y Radamantis

acepta el juicio

y atente al veredicto.


Poema Anónimo.

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