Carácter fluyente de la existencia humana, equiparada a un río que avanza, sin detenerse, hasta fundirse en el mar, su muerte.
Recuerde al alma dorminda,
avive el seso y despierte,
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
qu´es el morir.
Allí van los señoríos
derechos a se acabar
e consumir.
Éste ejemplo proviene de una parte del poema de las coplas de Jorge Manrique dónde se ve muy claro cómo la vida es un camino que va a parar al mar, que es la muerte.
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